Frontispice d’Élomire
hypocondre.
Molière suivant l’enseignement de
Scaramouche, Comédie Française
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Estas dos figuras espejadas
son nada menos que Scaramouche y Molière. La imagen corresponde a un panfleto
denominado Élomire hipocondríaco (Élomire
es el anagrama de Molière), la portada de una obra mediocre escrita
deliberadamente para irritar al dramaturgo que en sus obras ataca ferozmente a
los médicos. La leyenda inferior indica: Scaramouche
maestro, Élomire estudiante. Más
allá de su evidente intención paródica tiene un sesgo de verdad.
De chico, Jean-Baptiste
Poquelin (1622-1673) cruza de la mano de su abuelo el Pont Neuf hasta la feria
del Saint Germain a ver las bufonerías de los saltimbanquis. Acaso son estas
experiencias las que despiertan su pasión por el teatro. Como sea, el inicio de
su carrera actoral está marcado por la Commedia
dell’Arte que revitaliza el teatro francés con su
gestualidad y sus frescas improvisaciones. Esto, mal visto por los academicistas, seduce a Molière. Admira a Tiberio Fiorelli (1608-1694), Scaramouche o Scaramuccia,
que sale a escena completamente vestido de negro, “negro como la noche”. Le pide lecciones.
Años después circula este
libelo. Scaramouche, látigo en mano, obliga a su alumno a reproducir sus
muecas. Molière sostiene un espejo que le devuelve su imagen refleja, una mueca burda que no condice con su rostro.
La estampa burlona lo presenta totalmente dominado, intentando remedar
torpemente los gestos de su maestro. Pero un perspicaz admirador del teatrista
podría bien leer otra cosa.
La clave está en el látigo y
en el espejo. La intimidación que
comporta la presencia de un látigo expresa
aquí la tensión entre la imposición del
modelo y el atravesamiento de ese patrón por el cuerpo del actor. El espejo,
testigo infiel de los gestos del comediante, evidencia que el discípulo busca
su imagen, su propia mirada a partir de la cual crear el personaje. Molière no
es un imitador. Desdoblado en espectador,
se interroga. Como si buscara mirar lo que miran quienes lo miran. Este “estudiante” no es meramente la versión fallida de su
profesor. La imagen espejada miente.