1984, George
Orwell
Adaptación: Michael Gene Sullivan
Puesta en escena: Tim Robbins
The Actor’s Gang, (Estados
Unidos)
Teatro San Martín, abril 2012
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Una voz fuera de la escena. Una voz ubicua que aparece
estentóreamente aquí y allá. Esa voz inquietante es el recurso verdaderamente
teatral del universo escénico que el director Tim Robbins puso a funcionar en la sala mayor del Teatro
San Martín. Buenas actuaciones, un ritmo sostenido y un texto potentísimo son
los puntales en los que se apoya su versión de 1984, de George Orwell.
Pero, sabemos, la trasposición de un texto literario a la escena
no es fácil. La acción se desarrolla en
dos planos: el relato y su dramatización. El procedimiento de desdoblamiento
del personaje principal, el atribulado Winston, alcanza una particular
efectividad en los momentos en que él y su doble interactúan. Impactan
previsiblemente las escenas de tortura, donde una luz implacable castiga al opaco
escribiente del Ministerio de la Verdad. Allí el cuerpo doliente, y no las palabras,
es el protagonista. Pero no alcanza.
Esta puesta se abandona al texto literario. Un texto que en
numerosas ocasiones es leído por los intérpretes. Literatura, un discurso
atrapante y decidor pero escasa teatralidad. Más relato dramatizado que teatro,
esta puesta nos reenvía al texto de Orwell, el verdadero protagonista. Pero lo
que queremos es teatro, no mensaje.