"Yago presenta a Othelo en escena develándolo dentro de una columna hecha con cubos huecos, que lo contiene. Luego, cuando el villano derrama el veneno de la sospecha en los oídos del atribulado héroe, los actores adoptan una postura curiosa: uno vertical, el otro horizontal, segmentados, de nuevo, por cubos. Esta posición no es azarosa.Yago se reclina sobre el Moro que, en su horizontalidad, se deja invadir por la sospecha. La verdad distorsionada que impone el traidor deviene en el cuerpo deformado de Othelo atormentado por los celos. Un matiz casi expresionista cruza este universo clownesco. Othelo ve corporizada su peor fantasía: su mujer y Casio enredados en el sexo. Las siluetas de actriz y actor cubiertas por una tela tornasolada por efectos de luz, se agitan crepitantes al ritmo de la lujuria sospechada".
Lydia Di Lello
Fragmento de Othelo y los payasos, un análisis del Othelo de Gabriel Chamé Buendía (teatro La Carpintería), publicado en la revista Conjunto Casa de las Américas N° 170.